lunes, 1 de agosto de 2011

Comer por ahí - El Patio de Balbona

Pues el viernes era el cumple de Josín y fuimos a celebrarlo zampando bien, mimando nuestros estómagos en Pravia. El Patio de Balbona es el restaurante del Hotel La Casona del Busto (3 estrellas). En la cocina, el Chef David Menéndez, que según la web del propio restaurante, ha sido nombrado recientemente como el tercer mejor cocinero de España. El mismo David nos presentó la carta y nos preguntó qué tal a media cena, haciendo de anfitrión sin agobiar, como a una le gusta que la traten.

El servicio nos atendió bien, con ese punto estiradete de sitio donde se come bien pero amable, incluso al traernos el tartar, uno de ellos se molestó en "ayudarme" a hacer la foto del plato, así que en este aspecto todo bien.

Y nos trajeron la carta. Echo un primer vistazo y veo que no concuerda con la carta que me había descargado esa misma tarde de su web... FAIL. Me había hecho a la idea de que me iba a meter entre pecho y espalda un tataki de bonito con aguacate pero iba a ser que no, había bastantes cambios de esta carta a aquella y digo yo, ¿no vandrá más no ponerla en internet? Es mejor no saber qué te vas a encontrar que creer que te vas a encontrar algo que luego no hay. En fin, esto no pasa más allá de una pequeña sensación de descoordinación que afortunadamente nada tiene que ver con el zampar.

Así que, como sabía que las raciones eran muy muy generosas, elegimos el menú Anova+, un menú degustación en el que pudimos escoger 2 entrantes, la carne y el pescado.

De aperitivo: Langostino en tempura con espuma de Rey Silo. La espuma de Rey Silo, que ha sido galardonado como el mejor D.O. Afuega'l Pitu de este año, era súper cremosa y templada; una camita para rebañar el langostino crujiente. Es un castigo que sea un aperitivo y no un primer plato que conste de una fuente con 14 piezas como ésta para cada comensal.


Primer entrante: Ensalada de queso de cabra ligeramente fundido acompañado de cigalitas a la plancha, manzana y piñones. Nada del otro mundo, eso sí, el queso cremoso y con sabor. No hubieran venido mal un par de hijotas más de verde, por aquello de comer ensalada y tal.




Segundo entrante: Tartar de bonito. Me encanta el pescado cocinado en frío o crudo y tenía esperanzas en el tartar, pero creo que fue el plato más flojo de la cena. Era un plato refrescante pero no tenía demasiado sabor a bonito y estaba un pelín aguado. (Ahora sí que me fastidia que esto no sea un tataki.) La lámina de pan era una especie de nacho gigante, tampoco me decía nada.










Primer Plato: Este Pixín a la plancha con setas que pidió Jose, que sabía a rape y nada más que a rape, de 10. Estaba en su punto y sabía a lo que era. Muy sabroso.

Y yo pedí este Salmonete que tardaré en olvidar. Tenía un jugo delicioso sobre una camita de puré de patata combinación con la que se me hizo la boca agua. Fue lo que más me gustó de la cena y eso que el pescado suele gustarme un poco menos hecho, pero no puedo ponerle pegas porque estaba exquisito. Como le dije al chef, simplemente estaba BRUTAL.












De segundo plato nos decantamos por el Lomo de ternera gratinado, una ración más que generosa con un baño de queso ahumado. La carne estaba tiernísima, tanto como para que resultase agradable comerla cruda, como casi estaba mi pieza. Una pena tapar sus cualidades con ese torrente de queso. Hubiese agradecido unas patatas para acompañar.
















Y para bajar la cena: Mousse de yogur con fresas, granizado de vino tinto y bizcocho de limón. En su punto justo de acidez. Las fresas cortadas en gajos deliciosamente pequeños y dulces. Agradecimos mucho un postre tan refrescante.



















El precio del menú fue de 35 € por cabeza, bebida aparte. Teniendo en cuenta cantidades y calidades creo que es un auténtico chollo.

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