Es la boloñesa de toda la vida pero con sobredosis de caroteno. Además viene genial para ponerse morenos, ahora que parece que el verano ya se acerca de verdad, o eso quiere amagar.
Resulta una salsa con mucha menos acidez que la boloñesa de costumbre. Un pelín más dulce.
Ingredientes:
- 250 grs. de macarrones
- 200 grs. de carne picada (en este caso, mitad de carne y mitad de vacuno)
- 400 grs. de tomate triturado
- 3 zanahorias
- 1/2 cebolla
- 1 diente de ajo
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Perejil
Picamos la media cebolla y dos zanahorias y las pochamos en una cucharada de aceite.
Cuando la cebolla tenga cierta transparencia y la zanahoria haya perdido dureza, añadiremos el tomate.
Dejamos que la salsa burbujee. Necesitará unos 12 minutos de cocción a fuego medio, tapado pero removiendo de vez en cuando. Pasado ese tiempo, apartamos del fuego, pasamos por la batidora y reservamos.
Hervimos los macarrones en un litrazo de agua con sal, durante lo que diga el fabricante.
Mientras, en otra sartén doraremos la zanahoria restante cortada en discos y 1 diente de ajo laminado, añadiremos la carne -previamente salpimentada-, rehogando contínuamente para que se fría uniformemente y se separe, que no queremos albóndigas. Incorporamos la salsa y dejamos que se mezcle todo al calorcito. A todo esto controlando la pasta, que ya debe de estar al dente. En ese caso, escurrimos y enplatamos con la salsa, espolvoreado todo con una pizca de perejil.
Quizá parezca un poco bestia tanta zanahoria incorporada en la salsa por dos caminos distintos, pero cuando una quiere que la cosa sepa a zanahoria debe hacer lo oportuno.
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