domingo, 16 de octubre de 2011

Comer por ahí - Ronda 14

Ayer tuve la suerte de volver a mi restaurante preferido a nivel local. Es más, os digo que es el mejor restaurante de Avilés.
La verdad es que no he ido a todos los restaurantes de la villa, pero que nadie se ponga tonto, es mi blog y yo aquí digo lo que me da la gana :) 

Lo que se sirve en Ronda 14 es un festín muy serio y ayer lo pude comprobar por tercera vez.
La diferencia en esta ocasión era el motivo que nos llevó hasta allí: una de esas celebraciones que merecen un lugar a la altura debido a su magnitud, donde llevar a cabo el ritual de mezclar la alegría con el comercio y el bebercio.

Quién me iba a decir a mí que iban a plantar justo al lado del portal de la casa donde me crié y viví hasta hace unos años, un restaurante de especializado en cocina nikkei, (fusión japonesa y peruana).
El chef es Mario Javier Céspedes, peruano.

Fuimos cuatro personas y aunque ninguno somos expertos, sí que sabemos lo que nos gusta y en cuanto a comida compartimos bastantes gustos. Aunque aquí cabe señalar que nuestro rango es muy amplio. Y que conste que el hecho de que Jesus (sin tilde) nos haya invitado (gracias Jesus!) no tiene nada que ver con lo aquí expuesto :)

Para empezar un aperitivo de mantequilla con curry, sal rosa del Himalaya y aceite de la variedad Picual. Puede que no parezca gran cosa pero el sabor de esas bolitas no es para nada simple.

Para seguir, otro aperitivo. La verdad es que esos snacks japoneses no me dicen nada y aunque nunca me apetece comérmelos siempre acabo cogiendo alguna (más que nada por la curiosidad de sus formas) y siempre me arrepiento. Así que vamos a aplicarles la ley del "caballo regalao".

Lo que sí me gusta de este conjunto de aperitivos son los palitos rellenos de queso y la salsa de rocoto, que es una especie de pimiento peruano picante, aunque esta salsa está muy suave y no pica nada de nada. Esto es una delicia. Los palitos vienen templados y el queso tiene una textura super agradable.

No se me olvide, todo esto lo íbamos regando con Mar de Frades, también conocido como "ese albariño que entra solo".

Y para los amantes del pan, (yo no soy una de ellos) una foto de los 3 tipos que nos trajeron a la mesa. Pan gallego, pan de pipas y maíz y pan nórdico.
Como digo, no soy fan fan, pero cuando el pan es rico siempre triunfa, y más cuando es de calidad, te ofrecen variedad y está calentito :)

El primer plato no estaba en la carta pero en vista de que nos animábamos con un ceviche, Conchi, tan atenta como habitualmente, nos lo sugirió así que ahí va este ceviche de zamburiñas, pulpo, langostino y corvina al ají amarillo con puré de boniato y maices andinos.




Este plato es tan refrescante y tiene un sabor tan especial que te hace viajar. Al fin y al cabo se trata de eso, de viajar ya sea en el tiempo, a través de los recuerdos, o en el espacio, hacía lugares lejanos en los que puede que ni hayas estado.
Sigo que me pongo romántica.

Este plato tiene una mezcla de especias increíble sin tapar el sabor del pescado.
Yo al cilantro siempre digo sí.

Después llegó un plato un poco difícil de compartir, pero como hay confianza no hubo problema: Trilogía de causas limeñas (Pulpo, centollo y langostino).



Esos montoncitos de pescado sobre cama de purés son unos bocados increíbles.
Los langostinos, pobrecitos, quizás vienen demasiado vestidos, pero estaban en su punto y el crujiente que los envuelve engaña, ya que resulta muy ligero.

El uramaki de atún rojo picante, tampoco me resultó picante, en absoluto. La gente que no tolera el picanto no creo que tenga problema alguno con ninguno de estos platos. Eso sí, yo el wasabi... lo mínimo, pero al fin y al cabo hay quienes dicen que lo del wasabi no es picante, si no otra cosa. Que les pregunten a ellos, a mí no me entusiasma.


Como se puede apreciar en la foto, cada maki tiene una proporción de pescado/arroz perfecta. Bajo el atún hay unas sabrosas huevas. La salsa de soja, el wasabi y el jenjibre lo teníamos a parte.
Acto seguido nos trajeron la salsa teriyaki para acompañar los platos siguientes.

Una pena para mí fueron los palillos... cómo decirlo... son de esos que se astillan y no me resulta agradable tocarlos, menos metérmelos en la boca. Hubiera preferido unos palillos con acabado liso. Una pena, porque una de las gracias de comer japonés es comer con palillos y a mí me encanta comer con ellos, pero con estos no. De todas formas esto ya son cosas mías porque a mis compañeros de mesa esto les dio igual.
Futomaki de anguila. ¿Se ve la pinta? ¿Se aprecian los colores en la foto? Pues el sabor acompañaba. El alga tenía uan ligera capa crujiente que ayudaba a absorber un poco más de salsa teriyaki, la cual encuentro difícil de añadir a estos trozos tan grandes. Eso sí, una vez en la boca los ingredientes se funden agradablemente y el tamaño deja de ser un problema :)


El plato que sigue, con este peculiar nombre, es otro tipo de rollo japonés:



El Eby Furay Roll. Es un tipo de rollito de langostino empanado. Quizás nos pasamos un poco escogiendo empanados, pero como digo, en Ronda14 los preparan muy ligeros y crujientes y ayudan un poquito a absorver las salsas. Una muy buena despedida de salados, con generosos trozos de langostino sabroso y en su punto.

Y aunque somos 4 con mucho saque y lo de arriba no parece demasiada cantidad, 2 botellas de Mar de Frades más tarde acabamos LLENOS. Así que compartimos un surtido de helados por decir que cerramos la persiana de nuestros estómagos con un dulce.



Os habla una gran fan del helado y los 3 que me acompañaban también saben lo que dicen :) Y cuando todos estábamos de acuerdo en que aquel trío de helados era perfecto es que era perfecto.
El chocolate, que se ve en plimer plano como de tono no muy vivo, era de un intenso increíble. El segundo es un sorbete de piña, super intenso, y el tercero... frutas del bosque creo recordar. Lo que no se me olvida es la cremosidad del helado. Nada de aire, nada de exceso de azúcar... de 10.

Y cuando estamos rechazando cafés y chupitos por falta de espacio :) nos acercan a la mesa un último mini postre: unas galletitas con una mousse de chocolate blanco.



Esto es lo que Jesus nos explicó que se denomina "excelencia" en los negocios, cuando te ofrecen un servicio gratis sin que te lo esperes. Pues ellos mismos se lo han propuesto y así nos pareció a nosotros: un restaurante excelente.

La atención en mesa por parte de las dos chicas fue super agradable. Decir que cenar nos llevó dos horas y que toda la cena fue a un ritmo ideal, ni nos hicieron esperar por nada ni nos atosigaron. Perfecto.

Con ganas de volver otra vez.


6 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con todo. Solo pasaría los halagos a los palitos con queso (yo no como queso...) al pan (soy forofa...).

    Y yo también quiero volver al Ronda14... para viajar -como dice Mybro- a través del recuerdo... (que este veranito me paseé por Perú).

    :)

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  2. Menuda pitanza! Que rico! Yo he de decir que la última vez que fui también abusé del rebozado y llegué a cansar, pero bueno, la comida es riquísima y me uno a tu lema: Yo al cilantro digo siempre si :)

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  3. Pues en vista de que estamos las tres de acuerdo mirar a ver lo que podemos celebrar para volver acenar alli :)

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  4. Absorber :) [Dos bes, no be y uve].

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  5. Anónimo gracias, voy a cambiarlo ahora, pero dime quién eres cobarde de la pradera.

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  6. Estoy babeando... qué ganas de ir!!! Este finde, a ponerse las botas! ^^

    Besucos! :P

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